Un ejemplo de hernia de hiato |
Para comprender lo que es la hernia de hiato debemos conocer primero, aunque sea elementalmente, la disposición anatómica de nuestro tórax y nuestro abdomen. El esófago es el tubo que une la faringe con el estómago, es decir une nuestra garganta con nuestro abdomen y es por donde discurren los alimentos al tragarlos. Tiene su función peristáltica, o sea que se mueve y no caen sólo por gravedad. Entre el tórax y el abdomen existe una cúpula muscular que los separa; el diafragma, que nos sirve para respirar. ¿Entonces por dónde pasa el esófago? Pues a través de un orificio diafragmático, precisamente el hiato. Cuando una porción del estómago se desliza por ese orificio y, en consecuencia, se introduce en el tórax se produce una hernia de hiato, la que denominamos axial. También puede suceder que lo que se hernie por el hiato sea una parte del fundus gástrico, la parte superior del estómago, y entonces tendremos una hernia hiatal paraesofágica o ambas. Desde el punto de vista clínico, que supongo que es lo que más os interesa, esta patología puede manifestarse por epigastralgia, sensación de plenitud o sensación de reflujo del contenido gástrico hacia la garganta. Por sí misma la hernia de hiato no es causa de enfermedad por reflujo (ERGE), pero resulta de sentido común que una alteración anatómica como la descrita tiene que facilitarlo. El tratamiento médico está encaminado al control de los síntomas; incluye medicamentos, medidas posturales e incluso cambios de hábitos personales, pero no a la curación. Eso sólo lo consigue la cirugía, generalmente laparoscópica, y se aplica en aquellos casos de grandes hernias, enfermedad por reflujo gastroesofágico severa o con síntomas incontrolables médicamente. Es una patología muy frecuente a cualquier edad y generalmente bien tolerada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario