Cuando nos entró el furor verde y ecologista, así, como una crisis aguda, nos arrojamos en brazos de molinillos y fotovoltaicas, más a tontas que a locas, pensando, o mejor pensando poco, que ya teníamos el problema energético solucionado o casi. Al fin y al cabo la Tierra pertenece al viento, que a nadie se le olvide. Con esto y un par de bombillas chinas de las de Sebastián, miel sobre hojuelas. La envidia de Occidente.
Lo que realmente conseguimos fue una energía escasísima y carísima y encima fuertemente subvencionada.
Estando en éstas llega la CNE y revisa mil instalaciones y resulta que 350... ¡Ni siquiera tienen los equipos necesarios para producir energía! 350 de 1000, o sea un 35%, por lo que se les retirará la prima, siendo esta suspensión del pago de la prima cautelar, ya que las instalaciones afectadas tienen la posibilidad de recurrir la decisión de la CNE ante el Ministerio de Industria.
Conclusión; que además de escasísima y carísima, ahora resulta ser también fraudulenta. La Tierra pertenecerá al viento o a quien le parezca oportuno a nuestro Gran Timonel, pero nosotros pertenecemos al género tonto, delincuencial o a ambos.
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