Seguro que todo el mundo ha oído hablar de este problema. ¿Pero cuáles son sus causas y sus soluciones? La lactosa es un disacárido presente en la leche, no sólo en la de vaca, y también en multitud de productos preparados. La intolerancia a este azúcar se debe al déficit de una enzima, la lactasa, por lo que no se digiere o se hace parcialmente. No se trata por tanto de una alergia a ningún alimento ni componente de los mismos. Las causas de esta deficiencia pueden ser primarias o secundarias a otros procesos, principalmente enteritis o sobrecrecimientos bacterianos. En el primer caso será permanente, en el segundo se resolverá al solucionar el desencadenante.
Los síntomas clínicos son variados y pueden ir desde la diarrea al estreñimiento, pasando por sensación de distensión abdominal, meteorismo y disconfort abdominal.
El diagnóstico se hace mediante test de intolerancia a lactosa que consiste en proporcionar una sobrecarga de la misma y medir secuencialmente los niveles de glucosa en sangre y de hidrógeno en aire espirado.
¿Cuál es la solución? En el caso de la secundaria tratar el problema inicial. En la primaria será necesaria una dieta con exclusión de lactosa. El problema es que esto no se consigue sólo con la eliminación de los lácteos, ya que este disacárido está presente en un universo de productos, obligando a leer la composición de cada alimento que se adquiera.
La distribución geográfica es variable. En España cerca del 20% de la población presenta este problema.
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