miércoles, 23 de marzo de 2011

FLOJITO RAJOY

MARIANO RAJOY
Ayer anduvo Zapatero metido en la harina de la guerra en el Congreso para obtener la pertinente autorización parlamentaria para enviar tropas a la guerra de Libia, cosa que, por otra parte, ya había hecho unos días antes, pero el trámite es el trámite y las formas son las formas.

 El PP apoyó la posición del gobierno como ya se sabía por el anuncio del propio partido. Bien, nada que objetar. Si criticamos la falta de criterio constante de Zapatero en éste y otros asuntos, su incapacidad para mantener su palabra y la negación de cualquier realidad, por evidente que sea, si no se acomoda a sus intereses, lo menos que podemos pedirle al PP es coherencia. Hubiera sido absurdo, incomprensible e inaceptable que hubiese adoptado la misma posición que el PSOE en tiempos de la guerra de Irak. Inadmisible ver a Rajoy agarrado a pancartas de "No a la guerra". Pero una cosa es ser coherente y apoyar al gobierno cuando hay que hacerlo y otra olvidarse de los gritos de asesinos y el asedio a las sedes del PP, alguna incendiada por cierto. Ocasión magnífica y desperdiciada para recordar a los que agredieron con toda dureza en su día y a su Faro de Occidente (ZP), que escupir para arriba suele tener consecuencias previsibles. Y luego le apoyas, que no es venganza, es justicia.

Curioso resultó también que el más duro fuera Llamazares de IU que, con su pegatina en la solapa, ha hecho ya famoso el "quién le ha visto y quién le ve", dirigido a Zapatero. Estos también parece que se caen del guindo cada 8 horas.

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