domingo, 13 de febrero de 2011

EL TRIBUNAL SUPREMO CONFIRMA LA ABSOLUCIÓN DE UN ANESTESISTA Y UNA CLÍNICA DE CÓRDOBA

Los hechos sucedieron el 18 de enero de 2002 cuando una mujer de 58 años quedó en coma tras una operación mamaria, pese a que anteriormente había sido intervenida con el mismo tipo de sedación y en la misma clínica en el año 2000 de una liposucción, y posteriormente de una mastopexia bilateral y liposucción de zonas axilares. La familia de la afectada interpuso una demanda ante el Juzgado de Primera Instancia Número 4 de Córdoba en enero de 2007 donde solicitaba una indemnización de dos millones de euros. El mencionado juzgado estimó la demanda y condenó a los demandados a indemnizar con 650.000 euros a los demandantes. La sentencia fue recurrida y revocada por la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Córdoba, que absolvió a los demandados. Ahora el Tribunal Supremo confirma el fallo de la Audiencia y la absolución de los encausados, argumentando que tanto el cirujano como el anestesista habían "informado antes de la intervención de los riesgos, incluidos los de la anestesia" siguiendo el protocolo de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética, por lo que no hay lugar a los recursos interpuestos y condena a la parte recurrente a pagar las costas causadas.
Se que esto puede generar todo tipo de opiniones, pero hay que acabar con la falsa seguridad de que tanto la medicina, como el médico, como el organismo del paciente, son infalibles. Todo acto médico conlleva sus riesgos y estos riesgos son inherentes a la práctica de la medicina en sí misma. No todo son negligencias. Casi ninguna lo es, pero la biología es así. El paciente tiene que recibir toda la información y asumir su responsabilidad. Igual que el médico. ¿Os imagináis una demanda del médico porque el organismo del paciente no ha respondido correctamente? Pues eso.

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